jueves, 17 de septiembre de 2015

El cambio empieza en casa: HUERTA 2015

Primero que nada ¡Hola! Vuelvo después de varios meses y sé que estoy en deuda, pero esto de ser profesora de cientos (sin exagerar) de niños no me deja mucho tiempo. 
Ahora, yendo al punto de hoy: Hace bastante tiempo que vengo escuchando por aquí y por allá conversaciones sobre lo mal que nos alimentamos, sobre la cantidad de químicos que tienen los productos que comemos. Cada cierto tiempo, algún reportaje de TV abierta quiere abrirnos los ojos sobre la "realidad de la industria alimenticia".
Sin embargo, son escasas las conversaciones que escucho sobre personas que a raíz de estos conocimientos toman alguna acción concreta. 

domingo, 2 de agosto de 2015

Vistiéndose, capítulo 13

Cuando tenía once años, la madre de Pedro lo mandó solo en colectivo desde su casa en el pueblo hasta la capital de la provincia a pasar unas vacaciones con la tía Chila.
Mientras se subía a esto que en su pueblerina mente era un auto deformado, agrandado para que entrara más gente, su corazón de niño se apretaba un poco más a cada escalón. Al acomodarse en el asiento, que por bondad de la vecina de su abuela fue la ventanilla, la mano que en principio solo había apretado su corazón ahora también oprimía su garganta. 

miércoles, 29 de julio de 2015

El juguete perdido

Cada noche al llegar la hora de dormir, la rutina con mi hijo es ponerle su pijama, acostarme a su lado y contarle un cuento (en general unos cuantos) hasta que se queda dormido. Una de esas tantas noches, ya no sabía qué contarle para que se calmara y cayera en los sueños de Morfeo. 
Lo que hice, y que tal vez muchos de ustedes hagan, fue comenzar un cuento con su propio nombre y que incluyese todas sus cosas favoritas incluso a sus amigos. Al salir de esa batidora quedó un cuento que mi peque adoró y comenzó a pedir dentro del repertorio habitual.

domingo, 26 de julio de 2015

Vistiéndose, capítulo 12

La casa donde vivían los Errázuriz no era muy grande, no era como la de sus primos en Buenos Aires. Pero Juana quería recuperar todo eso que había perdido por culpa del innombrable. Cómo hacerlo era lo que se preguntaba todas las mañanas, y después llegaban dos respuestas desde la habitación, llegaban caritas con lagañas a desayunar mate cocido y pan solo, pero en vajilla inglesa y con la mesa perfectamente puesta.

miércoles, 22 de julio de 2015

Sopa de pollo

Hay fines de semana en los que nos pegamos tremendos atracones. Esto, por supuesto no es tu culpa, pasa que todo se confabula: tu hermana que cocina rico; el restaurante nuevo al que no podías rechazar la invitación; tu mamá que si no comés cuando vas a su casa cree que no la querés más. En fin, el domingo a la noche estás con el ombligo dado vuelta, pero con una sensación de hambre entre la saciedad.
Agregado a lo anterior, es obvio que nadie en su sano juicio ensucia la cocina un domingo a la noche. Vista en esta particular situación fue que creé la “chicken soup”, que re suena mejor que una sopa de poio, y que no precisa que ensucies más que una olla, una tabla de picar y un cuchillo.

sábado, 18 de julio de 2015

Vistiéndose, capítulo 11

Había llegado el final de fiesta, otro final para Clara; un final que era menos degradante que el de la noche anterior. Ahora sólo había perdido unos cuantos pesos en un juego de canasta y se había tenido que comer calladita que la tonta de la Meche ya tuviera anillo mientras ella seguía esperando, aguantando a los mocosos.
Entró las cosas del jardín y se dedicó el resto de la tarde a prepararse para su presa, un buen cazador hace todo su trabajo. Ella ya tenía la niñera, si funcionaba en las vacaciones de invierno estaría una semana sola con César bronceándose en el Caribe.

sábado, 11 de julio de 2015

Vistiéndose, capítulo 10

Entonces, en un tono entre asentimiento y reproche, ella rompió el hielo: “Te estaba esperando”. Y el respondió: “Perdón por la demora, espero que no sea tarde”.
-   ¿La mamá cómo está?
-   Bien, como siempre. Perdida no más, pero las enfermeras dicen que con la salud que tiene va a durar por los menos 10 años más.
-   Y, me imagino, ni tose la vieja. ¿Tus chicos?
-   Bien también, ya sabés que hoy les toca con la abuela.