Entonces, en un tono
entre asentimiento y reproche, ella rompió el hielo: “Te estaba esperando”. Y
el respondió: “Perdón por la demora, espero que no sea tarde”.
-
¿La
mamá cómo está?
-
Bien,
como siempre. Perdida no más, pero las enfermeras dicen que con la salud que
tiene va a durar por los menos 10 años más.
-
Y,
me imagino, ni tose la vieja. ¿Tus chicos?
-
Si,
ya sé.
-
¿Y vos? ¿Bien?
-
Yo
normal, ya sabés como son las cosas por este lado de la ciudad, ¿o te
olvidaste?
-
No
empecés Lucy.
-
No
empiezo, digo no más. ¿Mate?
-
Si
dale.
Lucy le pasa el
amargo a su hermano y en ese microsegundo en que dos personas tienen agarrado
el mate a la vez pudo ver sus manos suaves, bien tratadas por la vida. Se
notaba que se había hecho la manicura no hacía mucho. Esa mano decía tanto de
él y a la vez no decía nada. Frases de mierda que se le vienen a uno a la
mente, esa mariconada de dice pero no dice, es blanco pero tiene la punta
negra. No creo en las dicotomías, andan gritando los new age en las
manifestaciones que ve Lucy en su plaza. Y ella sabe que las escalas de grises
se perdieron entre los trajes negros y las camisas blancas de su hermano. Sabe
que él es como la carne mechada esa que una vez se le quemó a su mamá, por
fuera había quedado negra con una costa enorme, amarga; pero por dentro estaba
blandita, a punto.
-
Ta
bueno el mate, siempre cebaste bien.
-
Gracias,
algo tenía que aprender de la mamá.
-
Mirá
vos, no pensé nunca que le prestaras atención a la vieja, siempre arrancándote
los vestidos para ir a embarrarte o después quemando las comidas que ella te
quería enseñar a hacer para cuando te casaras.
-
Es
que la vieja, nació vieja y pacata, y eso a mí no me va. No tenía ganas de ser
un adorno caro de un viejo rico, ese no es mi destino.
-
A
bueeee, y ¿cuál sería su destino novicia rebelde? Si se puede saber.
-
A vos te gustó siempre esa onda, pero lo mío
es otra cosa, lo mío es estar donde las papas queman y ayudar.
-
Ayudarías
más si tuvieras guita.
-
Hay
formas y formas, y mejor cortemosla con el temita, que esta conversación ya la
hemos tenido y no llega a ningún lado.
-
Sí,
tenés razón.
-
¿Cuándo
me vas a traer los chicos?
-
El
sábado que viene.
-
¿Es
hoy no cierto? ¿Cómo estás con eso?
-
Anoche
me re chupé solo en la casa, hecho bolsa quedé. Me decidí y el lunes empieza
una niñera a ver a los chicos cuando salen del cole. Y eso es todo, no te voy a
decir más así que no me rompás más las pelotas con tus preguntitas agudas sobre
sentimientos.
-
Bueno,
tomate otro mate. Traje torta invertida de manzana, ¿querés?
-
Viste
que igual la querés a la vieja y hacés las recetas de ella y todo.
-
No
me jodás vos tampoco, comete la torta y punto.
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