Hay fines de
semana en los que nos pegamos tremendos atracones. Esto, por supuesto no es tu
culpa, pasa que todo se confabula: tu hermana que cocina rico; el restaurante
nuevo al que no podías rechazar la invitación; tu mamá que si no comés cuando
vas a su casa cree que no la querés más. En fin, el domingo a la noche estás
con el ombligo dado vuelta, pero con una sensación de hambre entre la saciedad.
Agregado a lo
anterior, es obvio que nadie en su sano juicio ensucia la cocina un domingo a
la noche. Vista en esta particular situación fue que creé la “chicken soup”,
que re suena mejor que una sopa de poio, y que no precisa que ensucies más que
una olla, una tabla de picar y un cuchillo.
Los ingredientes
(las cantidades son para dos personas) son fáciles de conseguir: unos 200gr. de
pollo (yo tenía el pollo que sobró de la parrillada en el restaurante y me lo
traje, eso le dio un saborcito especial), un pimiento verde (o del color que
tengas) cortado en cuadritos, un paquete de fideos de tres minutos (si no consiguen
pueden usar cabellitos de ángel, pero les digo que no será lo mismo) y dos
litros de aguar. En cuanto a los condimentos, personalmente sugeriría sólo sal
y pimienta porque es un caldito para bajar todo lo comido durante el fin de
semana, la idea es que sea suavecito.
Primero, en un
poco de aceite hay que rehogar el
pimiento; una vez que esté despidiendo olorcito dulce agregar el pollo también
cortado en cuadritos. Si el pollo es sobrado como el mío no le hará falta más
que una vuelta y vuelta de cocción; caso contrario tendrán que dorarlo. En un
segundo paso, agregue el agua y los condimentos. Ahora solo tiene que dejar que
hierva unos 15 o 20 minutos, para que se mezclen los sabores. Este tiempo lo
podés aprovechar para acostar a los niños, ver un bloque de la novela, bañarte
o preparar la ropa para mañana, ya que la sopa no necesita mayor vigilancia de
tu parte.
Ahora solo falta
agregar los fideos y esperar tres minutos (advertencia: no le agregen el flavor/savorizante que viene en el paquete porque lo van a repetir tooodaaa la noche), ¡listos para comer! Yo lo comí el
domingo a la noche, sin los palitos de la foto (obvio) pero sí acompañado de un
té hecho con cascarita de limón y ralladura de jengibre. La verdad es que esa
combinación cumplió su objetivo de hacerme sentir mejor. Espero que la hagan y
me cuente cómo les fue.
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