lunes, 22 de diciembre de 2014

Vistiéndose, capítulo 6

"La fuente", Marcel Duchamp
Había entrado a las cuatro de la madrugada. Tres horas e infinitos excusado después, cuando repasaba el último (no del día por supuesto), entró en esa especie de espiral subterráneo que eran los baños de la plaza pública número trece una mujer de flacos brazos blancos. Lucy siempre recordaría esa primera impresión porque le pareció estar viendo a un ser de celulosa hecho con partes humanas que mucho se asemejaban a las de una rata por un lado, y mucho se asemejaban a las de una araña pollito por otro; pero que al margen de toda esa asquerosidad cargaba con una impresionante sensualidad. A los tumbos entraba bracitos a aquel recinto que nada tenía que ver con ella. Tras un zigzag, que confirmaba su potente ingesta de vodka y de otras substancias que no se podrían precisar, se frenó de repente, en pose de macho con las piernas abiertas y un cigarrillo en la boca. Inclinado levemente el cuerpo hacia delante, comenzó a despedir todo lo que hasta cinco segundos antes estaba en su estómago, tres segundos antes en su esófago y un segundo antes en su laringe. Igual que en todos los demás aspectos de su vida, en ese momento no se percató del mundo que la rodeaba. Sin saberlo, o quizás sabiendo y dejando que sucediera, vomitó sobre Lucy y sobre todo lo que ella recién terminaba de limpiar. La puta madre que te parió chetita del orrrrttttoooooo.

jueves, 18 de diciembre de 2014

Pasta con salsa de atún

El perejil se lo puse porque dicen que siempre hay que ponerle
algo verde al plato, pero en realidad no me lo comí :(
Primero, debo advertirlo: Esto más que una receta es una forma de vida. Comer fideos con atún y crema no es cualquier cosa, es casi un ritual al que uno se dispone cuando en realidad no tiene nada de ganas de cocinar pero quiere comer, y comer rico. 
Eso me pasa hoy: Mi marido se fue a una de esas comidas de fin de año donde hay puras cosas espectaculares y lo único que puedo esperar es que me traiga algo dulce envuelto en una servilleta. Mi hijo duerme.
 Ante este panorama, no hay nada mejor que unos fideos con atún y crema. Esto si además consideramos que lo único digno de ser consumido que encontré en la heladera (localice a refrigerador) fue una Heineken (por suerte). 

lunes, 15 de diciembre de 2014

Vistiéndose, capítulo 5

Lucy parpadeaba, y no movía ni un milímetro ninguna parte del cuerpo. Estaba en otra parte, no sabía muy bien donde. Pero podía al mismo tiempo captar lo que Pedro decía. Lo único que pudo preguntar fue ¿y el trabajo para quién es? ¿Para Pedro o para Giovanna? Siempre estas en el lugar donde no tenés que estar y haces las preguntas menos indicadas, mira que sos boluda vos ¿eh? Y bueno, si llego y lo primero que me preguntas es quien sos. Y dos minutos después de que te digo que sos Pedro me empezás a hablar como Giovanna. Yo te quiero, te respeto como sos y te ayudo y bien sabes que soy la única que lo hace, que nadie más en este mundo tendría cuerpo para estar con ustedes y yo estoy acá. Si te lo pregunto es porque quiero que pienses en donde te estas metiendo. Ya tenía que saltar la moralina. No te equivoques, no es moralina, es para que vayas viendo que ese trabajito que tanto te gustó conseguir es cama adentro, y que se van a ir de este nido de ratas en el que están tan cómodos, a vivir a otro nido de ratas un poquito más lujoso; pero donde uno de los dos se va a quedar en la calle y en los pensamientos. Pero mirá lo que decís, mi pichona. 

jueves, 11 de diciembre de 2014

Vals Marino

Imagen de www.ojodigital.com
El óvalo que tú formaste,
a fuerza de erosión
y de rasguños eternos,
a ti te pertenece
continente de rígida laxitud.
Hasta hoy
con tus caricias salobres
sigues las milenarias labores
hincando cada segundo en la arena
tus espumosos dedos moldeadores.
Las sonoras ondulaciones
que en tus orillas estallan
hipnotizan mi cuerpo
que líquido se doblega
estremecido hasta las entrañas.

sábado, 6 de diciembre de 2014

Vistiéndose, capítulo 4

El agua corre, sin prisa. No es un río, es un simple torrente fabricado. Miles de gotas caen, copiosamente. No es la lluvia, es una burda imitación. Al diablo el peinado, se mojaron los rulos. No queda nada, pero por lo menos no tiene que usar una peluca cuando se quiere hacer pasar por señora. Durante la tarde, para tomar el té. Durante la noche cuando a Lucy se le ocurre. Durante la noche, porque alguna vez le gusta ponerse la pollerita chiquita (aunque atente contra la moral y las buenas costumbres). Ahora el agua cae sobre la cara, se diluyen los afeites. Ese curso falso de agua lava, no es lo más puro, no es lo mas real pero lava la cara. Vuelve al fin, sin querer o queriendo. Vuelve, en el medio de una gran confusión, en la mayor de las dualidades del ser, Pedro.

lunes, 1 de diciembre de 2014

Vstiéndose, capítulo 3

En el viaje ella no vio nada, su sagaz visión del vestuario propio y de las demás personas no se aplicaba a la calle. Ese lugar es raro para alguien que vive en las nubes. No vio el río, ese hilo de agua que recorre la ciudad con calma, rodeado de árboles. En la pequeña corriente se ven los últimos destellos del sol, algunos edificios reflejados y en el fondo, muy en el fondo algo de vida, algas, algas verdes y de una textura curiosa a los pies. Si ella pisara alguna vez esas algas morirá por una sobredosis de sentimientos reales. Son millones de moléculas espesas acariciando tus pies; y tus pies aplastando a esas moléculas y en la fusión de dos reinos un torbellino de sensaciones no aptas para aquellos que le temen a la tierra mojada y a la mugre que lava. Nunca las pisó, nunca salió de la pileta del edificio. Séptico cubículo cristalino por inanición, cristalino por obligación, preso del cloro.