sábado, 15 de noviembre de 2014

Vistiéndose, capítulo 1

CAPÍTULO 1
Sé como se hace esto. Vi a mi madre millones de veces hacerlo. Primero sin duda la faja. La faja es un objeto que no puede faltar en la vestimenta. Aprieta, modela y da elegancia. Pero lo difícil que es ponérsela, por favor. Ahora la transpiración y el forcejeo me cansaron, que agobiante la hermosura. Tendría que bañarme otra vez. No hay chance, me queda poco tiempo.
Lo segundo son las medias finas. A veeeeerrrr…. Aaa la bolsita tiene unas instrucciones muy claras. Con razón mamá nunca se equivocaba. Primero siéntese en una posición cómoda. Después sostenga la media con las dos manos, tenga cuidado de no dañarla con las uñas. Inserte la punta acomodando bien el pie. Deslice la media por la pierna hasta la altura de la rodilla. Repita los pasos anteriores en la otra pierna. Luego párese y termine de colocar las medias. El calce es per – fec – to. Pero las instrucciones in – en – ten – di – bles. Ah, ah pero acá tiene unos dibujitos al lado. Ya esta, ya comprendí. Bien, según los dibujos esto es más o menos… ¡así! Y ahora… para este lado y después me paro y ahí está.

 Perdé cuidado preciosura, cada vez hay que hacerlo como si fuera la primera vez. Así todo sale perfecto, con el empeño del primer día y la experiencia de todos los restantes. Qué será mejor, una falda a la rodilla, tal vez una larga o una mini pollera de lycra. Para empezar creo que voy a elegir la pollera a la rodilla. Verde, azul pero roja no. El rojo no tiene buen significado entre la gente de bien. Esta azul marino está bien. Despacio para no dañar las medias, despacio para no arruinar la perfecta postura de la faja. Eso es, sos mejor de lo que pensabas. Gracias, gracias. Una camisa entallada es la elección correcta. Todas esas horas frente al televisor viendo programas de moda al fin están dando sus frutos. El éxito está asegurado. Blusa, negra perfecta.
Si hay algo que no puede faltar, es un buen peinado, todas las revistas lo decían. Rulos en las puntas para dar un toque de movimiento informal, pero a la vez que den seña de arreglo personal y dedicación. Qué orgullo me hago sentir. A pesar de los años, no pierdo el toque. Lo último es el maquillaje. Me queda media hora. Media preciosa y valiosa hora en la que tengo que dejar mi cara como si fuera la de una niña de quince años. Base neutra, corrector de ojeras, base compacta número treinta y dos. Un efecto humo para los ojos. Rubor en las mejillas, delineador para parpado inferior y superior. Mi fuerte es la boca así que le voy a dar un color durazno, lo mejor para el verano.
Ya son las cinco de la tarde, en media hora tengo que estar ahí.

Claudia estás segura de que esta persona que va a venir es la indicada. Sí, estoy segura, porque la conozco desde hace mucho tiempo, por lo menos siete años. Es conocida del club y de casas de otras amigas. Después nos hicimos muy amigas y nos vemos con frecuencia. Llamó porque necesita el empleo. César, mi vida, no tenés de que preocuparte. Todo va a estar bien.
Claudia, no soy un niño, no me podés conformar con dulces y algunas tonterías lindas. No me quieras convencer. Esto es serio.
Ya sé que es serio. Por eso te recomendé a quien te recomendé. Son apenas algunos días, la casa y los chicos va a estar bien.
¿Ves? Ahí es donde no coincidimos, nunca jamás de los jamases los dejé solos y esto es demasiado para mí.
Relajate, te hago unos masajes. Tenés el cuello contracturado. Pero te paso los dedos por acá, después en la base. Llego hasta la cintura. Mmm, basta porque se me va la seriedad de oficina al carajo y… te empiezo a tocar… por este lado. No, no, pero para eso me tengo que sentar así. Eso es. A la boca también la tenés tensa, un beso despacito.
Claudia, las piernas abiertas, sentada sobre las piernas de César, suave de atrás hacia delante y otra vez hacia atrás. César, los ojos entre abiertos comenzando a mostrar las primeras señales de perdición. Los menudos dedos de Claudia corren por todos lados, las manos de César han elegido la cintura, un poco hacia arriba los senos. Sin desvestirse, sin despeinarse. Un fuego que crece desde el  vientre, inunda las bocas. Vómitos de lava hirviente en la más fría oficina. César empuja, arriba, un poco abajo, arriba, con fuerza bestial pero controlada. Los jadeos contenidos presionan y se convierten en labios mordidos, jadeos silenciosos son respiración entrecortada, suspensión de la respiración y ojos desorbitados de placer. Llegando, en minutos, como animales. Empujar, más. Empujar, más. Empujar, más. Los cuerpos uno contra otro dándose el último aliento. El grito contenido.
Hay Claudia, tenías razón. Estaba muy tenso. Dame un beso más, te meto la lengua así bien adentro en esa boca solo mía. Si vos crees que esta persona es la correcta no hay problemas, lo será. Le voy a tomar una entrevista con preguntas básicas para saber quién es y listo. Esta semana se queda a prueba y la semana que viene la dejamos y nos vamos a nuestras merecidas vacaciones.
Ves, lindo. Qué harías sin mí. Perdido en tantas preocupaciones banales. Ahora me voy a ver que pasa adelante. Un beso más. Te paso la lengua por los labios, despacio. Apenas llegue, la hago pasar.

Pedro, quedaste preciosa. Bueno, ¡basta de Pedro! El analista te dijo bien claro que para que los demás te reconozcan como lo que querés ser primero tenés que reconocerte vos. Aunque nueve años de terapia todavía no pueden ayudarme a decidir un nombre adecuado. Ya tengo uno, no podría cambiarlo, todos me conocen. Soy Giovanna. Soy Giovanna. Soy Giovanna. Soy Giovanna. El colectivo pasa en diez minutos, espero que el fato de Claudia me dé el trabajo. Este colectivo me deja en Brigadier Serrano y Álvarez Tomas y de ahí camino diez cuadras hasta Avenida San Lorenzo al 541 y ya estoy en las oficinas. Ahora a soportar un rato a todos estos desgraciados muertos de hambre que viajan en colectivo, pronto no más. Pronto gas para el auto y a dejar esta fosa. Pero mira esos dos como se besan, pero qué espectáculo. Eso atenta contra las buenas costumbres. Ahí al lado va una mamá con un nene. No sabe como taparle la cara. Ah, pero ella bien que mira la muy zorra. Menos mal que yo soy una dama decente, me faltaría un auto para no viajar en este asinadero de mala muerte. Menos mal que soy una dama decente… ¡ahí está Pedro! Lo venís incorporando de diez, si no lo analizas demasiado ya pensás igual que tus amigas del té canasta de los sábados. Esta es mi parada, abandono este antro de perdición mundana. Ojalá que todos puedan hacerlo algún día, al fin, podríamos hacer un grupo de autoayuda.

Tacos chinos, siempre una cómoda decisión cuando hay que caminar. Mamita, mamita, vos que te enojaste cuando te robé los tacos modelo Luís XV para jugar al fondo en el gallinero. Mira que bien que me viene ahora, que bien que camino. Pero si esas modelitos de morondanga son un yuyo al lado mío. San… Lo – reeen – zoo aalll 541, ya estoy. 500, 510, 515 , … , 541. Timbre. ¿Se encuentra el señor César Brigman?¿De parte de quien? Tengo una cita, soy Giovanna Grieco. ¡Ah! Sí, la señora Claudia me dice que la haga pasar. Bien, gracias. 

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